Sinopsis
Constanza Norman es una tutora de veinticinco años especializada en
artes. Su vida normal se ve alterada, cuando recibe una extraña invitación para
viajar a un lugar desconocido y aceptar una reto; convertirse en la persona
ideal para ayudar a Ludwig Waldemberg, príncipe de Bórdovar a llegar al trono,
cumpliendo con dos requisitos impuestos por el rey en su lecho de muerte, los
que tienen un determinado plazo y a los cuales el príncipe no les da
importancia siendo totalmente indiferente, dejando la posibilidad que su tío
Rodolfo, duque de Kronguel sediento
de poder y segundo en la línea de sucesión, acceda a un trono que no le
pertenece.
Como ermitaño y prisionero de sus circunstancias, el príncipe solo
permite la compañía de su mayordomo y de su perro, pero la llegada de Constanza
pone su mundo de cabeza cuando él se rehúsa a conocerla y ésta, intrigada por
la curiosidad desobedece una orden desatando un evento desafortunado, haciendo
que él tome una decisión y cambiando el rumbo de su vida.
Desde el principio, sus caminos se cruzan indirectamente sin conocerse y
sus vidas, se ven ligadas en ciertos aspectos y mientras el príncipe decide
irse de viaje apartándose de ella, en ese lapso de tiempo durante una visita al
pueblo Constanza conoce a Loui, un hombre sumamente atractivo que la hace
sentirse atraída por la belleza masculina que representa, haciendo que por
momentos olvide los motivos que la llevaron a Bórdovar. Aceptando su amistad
desde el primer momento, se da cuenta que se ha enamorado de un desconocido
ocultando sus sentimientos y mientras su amistad va madurando, Loui ve
amenazado un secreto que guarda y el cual no puede confesar, haciéndolo caer en
la confusión y en la desesperación.
Dos días antes del regreso del príncipe, el sombrío duque llega a
Bórdovar para evitar que ella sea una influencia para el heredero. Al sentir
amenazados sus planes, decide quitar a Constanza de en medio y aprovechando los
sentimientos que ella ha despertado en su médico privado Jonathan que lo
acompaña, durante una cena decide tramar un plan.
Loui ve a Jonathan como un posible rival y arriesgándolo todo, da inicio
a un fuerte romance con Constanza del cual ninguno de los dos puede escapar. A
su regreso el príncipe ignora a su tío y sus deseos, lo que hace provocar y
volcar la ira del duque hacia Constanza, quien se ve atrapada entre tres
hombres que le han despertado una serie de sentimientos encontrados y haciendo
temerle a un cuarto, que deseaba desaparecerla a cualquier precio.
Entre la pasión y los celos de Loui, las tiernas confesiones de amor de
Jonathan, los caprichos y provocaciones del príncipe y el odio del duque,
comienzan a desatarse una serie de sucesos en reacción en cadena que los
envuelve a todos, haciendo que el futuro de un reino esté en juego. Romance, amor,
pasión, deseo, intriga, tragedias y muerte envuelven la ahora excitante vida de
Constanza, a quien lo inesperado hará cambiar su vida para siempre.
Prólogo
Alguien se
aproximaba con paso decidido a una habitación.
Los toques en una puerta sonaron. Los ladridos de un perro se
apresuraron a contestar.
—Adelante —dijo una voz grave mientras acariciaba al perro.
Un impecable y firme mayordomo hizo su entrada seriamente. Se inclinó
haciendo la reverencia correspondiente y añadió:
—El barco está llegando su
alteza. El cochero ya fue a buscarla.
El silencio abarcó por un momento. El hombre indiferente a las palabras
seguía en su quehacer. Sentado en su escritorio, escribía en su diario con una
fina pluma estilográfica de plata y oro. Sus suaves y finas manos, dibujaban en
el papel una hermosa caligrafía.
—Que bueno. —Se limitó a contestar sin mostrar interés.
—¿Desea hacer algo en
especial? —Preguntó el mayordomo.
—Nada —contestó secamente.
—Pero…
—Por ahora, no deseo hacer
nada —dijo firmemente—. Déjame solo.
—Como usted quiera su alteza. —Respondió el triste mayordomo bajando la cabeza, inclinándose de nuevo
y saliendo de la habitación.
Cerrando la puerta tras de él, en la mente y corazón del mayordomo la
impotencia lo silenciaba. En su melancólica y solitaria vida solo una melodía
lo acompañaba, la melodía que le recordaba lo que una vez amó. “Pavana para una
infanta difunta” de Ravel era lo único que en su soledad musitaba, algo que lo
hacía volver en el tiempo por un momento. A la época de su juventud, en la que
había sido feliz.
Después de la visita del mayordomo, el príncipe no pudo seguir
escribiendo. La “Gymnopedie No 1” de Satie sonaba para sí, demostrando su estado de ánimo. Colocó a un
lado la pluma y se levantó en dirección a la ventana. Su porte era erguido y su
paso firme. Colocó sus manos hacia atrás sujetándolas mientras observaba el
horizonte. Respiraba suavemente tratando de contener el aire y soltándolo
lentamente. Ya no estaba seguro, dudaba de su decisión. Por su mente pasaron
muchas cosas y las bases de su tranquilidad comenzaban a sacudirse. Había sido
indiferente a las mujeres y ella, no sería la privilegiada en captar su
atención. No había sentido nada por ninguna y ella no sería la excepción. Era
demasiado altivo y orgulloso. Y esa, era su decisión.
Ningún asunto de estado le había quitado la paz como ella. No la
conocía, ni deseaba hacerlo. Por primera vez comenzó a cuestionarse, por
primera vez comenzaba a sentirse nervioso. Por primera vez sentía una serie de
extrañas y desconocidas emociones. Y por primera vez, comenzó a
odiarse por eso.
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