Mientras caminábamos, nos acercábamos más al lugar destinado para la ceremonia. Era extraño pero sentía que por alguna razón ya había estado ahí, todo estaba perfecta e íntimamente decorado, ya todo estaba listo y unos cuantos sirvientes nos iban a asistir en el brindis y en el refrigerio. Cuando llegamos a la vereda que me llevaba a él, mi corazón comenzó a latir más acelerado y al ver que estaba al final del camino esperándome, la temperatura de mi cuerpo era indescriptible, sentía frío y calor a la vez, él era perfecto. Me sujeté más fuerte del brazo de Randolph, porque sentía que mis piernas me temblaban horrible y le susurré que no me dejara caer mientras caminábamos. Con su mano izquierda muy gentil sujetó mi mano que se aferraba de su brazo para darme seguridad, mis ojos estaban puestos en él y en lo hermoso que se veía. Era la primera vez que lo miraba con su cabello recogido por un lazo y no puedo describir la más perfecta y más bella visión que mis ojos contemplaban. Estaba acercándome hacia mi apuesto y gallardo príncipe, el cual me había hechizado y del cual me era imposible quitar mis ojos. El saber que el hombre más perfecto y maravilloso estaba esperando por mí, me dio las fuerzas para ir hacia él sin pensar en mis nervios. A medida que nos acercábamos más, sentía que su bella sonrisa iluminaba mi camino y me hacía sentir que caminaba en las nubes, se veía increíblemente apuesto con un traje blanco con incrustaciones y brocados dorados, que hacían que su porte fuera más noble, varonil, gentil, majestuoso y lo hacía verse como el más hermoso de los hombres, no cabe duda que era un príncipe de verdad.
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Mientras estaba sentada en el tocador arreglándome y observando la imagen tan distinta de mí, Loui entró silenciosamente y al verlo a través del espejo entonces volví a sentir que el corazón me iba a explotar y la sangre que me recorría las venas fluía con hervor, parecía un sueño. Vestía un conjunto de pijama de terciopelo azul marino, cuya bata con cuello de seda abierta le hacía ver su hermoso y bien formado pecho, lo que me hizo volver a recordar la primera vez que lo vi semidesnudo en el arroyo de la cascada. Me miraba sin decir palabras en complicidad con una pícara sonrisa, como un felino que observa a su presa listo para atacar, mientras encendía las velas una por una. Me levanté del tocador rápidamente antes de sentirme paralizada y miré de frente a la ventana, para distraerme y ver como el viento movía los arboles. Inconscientemente arreglé más mi bata a modo de no mostrar el escote del corsé, deseaba poner mi mente en blanco y no pensar en nada mientras a través del vidrio, veía como encendía la chimenea y después colocó un disco de Chopin para que su romanticismo nos terminara de envolver. Loui sabía qué hacer con exactitud para que sucumbiera a él de la manera más sutil, dulce y tierna, el encontrarnos ahora de manera diferente y vernos de manera diferente me hacía desvariar y no estar en mis cabales. Era absurdo, había deseado este momento desde que lo conocí y ahora que llegaba no sabía cómo hacer las cosas, siempre imaginé mi noche de bodas pero la visión de Loui superaba mis expectativas y ahora que “estaba en el barco” no tenía idea de lo que iba a pasar o tal vez sí, sólo que ahora no sabía cómo hacerlo, obviamente tenía más que claro lo que sucedería era sólo que al momento no podía imaginar cómo sería. Al verlo y sentir su embriagador perfume, mi cerebro ya no respondía, de lo único que estaba segura era que tendría que entregarme al hombre más maravilloso de la tierra, era lo que había soñado y deseado y la idea, me daba mucho gusto.
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Me levantó en sus brazos y me llevó a la cama, cuando
me acostó me observó con detenimiento una vez más mientras me acariciaba y yo
no dejaba de ver lo hermoso que su rostro era, esta vez era una realidad que
nada podía detener y que disfrutábamos libremente. El sentir que quitaba la
cinta de mi bata mientras me besaba estaba excitándome en gran manera, sus
manos sobre mi piel me habían esclavizado a él. Por un momento se detuvo para
observar mi cuerpo, su mirada había cambiado, el iris de sus ojos los cubría
casi en su totalidad sin dejarme ver su hermoso azul. Sin duda era una mirada
oscura, llena de deseo y excitación pero también llena de amor y devoción, el
poder de esa mirada por poco me provoca llegar al clímax, en definitiva no
podía controlar mi estremecimiento, temía arruinarlo todo. Acarició mis
piernas, mi muslo, subió a través del corsé hasta llegar a uno de mis pechos en
donde se detuvo para disfrutar el momento. Besó el principio de estos
acariciándolos con su nariz, subió a mi cuello y luego susurró en mi oído;
—Eres hermosamente exquisita.
Mi pecho subía y bajaba, amenazaba con hacer sangrar
mis labios de tanto que me los mordía, su voz y sus palabras me estaban
obligando a pedir lo que él me había dicho en el sueño, sin saberlo comenzaría
a rogar por más.
—Gracias, espero no decepcionarte. —Fue lo único que de
manera tonta se me ocurrió decir.
Él sonrió, se colocó en medio de mis piernas y yo las
abrí automáticamente para él, se excitó más, se inclinó y buscó mis labios con
posesión.
Mientras nos devorábamos a besos llevé mis manos a su
deseable pecho y sin saberlo también desaté el cinto de su bata, la deslicé por
sus brazos. Sus besos bajaron de nuevo a mi cuello y yo, comencé a acariciar su
bien definida espalda y a besar con placer sus hombros. Sentir mis labios sobre
su piel era lo más delicioso que había probado hasta el momento y su fragancia,
hacía que todos mis movimientos tuvieran vida propia. Cuando el segundo
movimiento del Concierto #2 para Piano de Chopin terminó, comenzó otra melodía
que reconocí de inmediato, me detuve un momento y él lo sintió.
—¿Qué pasa? —preguntó desconcertado encontrando su
respiración.
—La melodía la conozco, es hermosa.
—Me alegra, es propia para este momento, siempre lo
quise y se cumplió. El autor es uno de mis compositores favoritos.
—Y el mío —dije muy sonriente.
—¿Te gustaría tener un concierto privado en vivo?
—Preguntó besando mi mano.
—¡Loui! —Abrí mis ojos al máximo muy sorprendida—. Eso
sería maravilloso, pero también demasiado.
—Nada es suficiente cuando se trata de ti. —Besó la
punta de mi nariz.
—¿Abusa de su poder Alteza? —Pregunté muy sonriente,
levantando una ceja.
—Tengo el derecho y si complacer todos tus caprichos
sería abusar, pues lo haré más seguido.
—Vas a malcriarme.
—Voy a consentirte.
—Siendo así, seré yo la que abuse de ti entonces.
—Acaricié su cara con la punta de mis dedos—. ¿Me lo permite Alteza?
—Tienes todo mi permiso amor mío. —Comenzó a besar mi
cuello y yo, a rogar por más.
Sus caricias comenzaban a enloquecerme y más, cuando
procedió a quitarme el corsé.
—Te amaré hasta el último momento. —Susurró besando
suavemente mis labios.
Sus palabras casi me hicieron llorar, acarició mi cara.
—Hasta el último momento. —Repetí también sabiendo que
así se llamaba la melodía y que como su nombre, estaría en nuestros corazones,
hasta el último momento.
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Envidio a Constanza,la verdad... una noche como la que yo hubiese deseado... Itxa.... es una escena sumamente bella...ya la imaginaba en mi cabeza con Giu como protafonista.
ResponderEliminarMe alegra que te guste amix y que te imagines todo jijjiji, obviamente la escena no acaba allí, lo mejor llega después, la escribí como yo quise que quedara, no le quito ni agrego nada más, este capítulo de la boda y de la entrega me gustan mucho y a partir de allí comienzan a narrarse más (un tanto explícito) las demás escenas que le siguen, gracias por la visita y por tu comentario amix, abrazos!!!!
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